El punto de No Retorno: cuando ya se ha visto demasiado como para volver a fingir

“Hay un momento en el camino del alma
donde ya no se puede volver atrás.
No porque el cuerpo no lo permita,
sino porque la conciencia ya ha sido encendida.
Y lo que ha sido encendido por la Luz,
no puede volver a habitar la sombra sin romperse.”

No es lo mismo pecar desde la ignorancia,
que hacerlo después de haber sentido la Voz del Padre
sosteniéndote en medio del vacío.
No es lo mismo huir por miedo,
que querer huir sabiendo que ya conoces el Amor que no abandona.

El alma que ha probado la Presencia,
aunque intente rebelarse,
ya no encuentra refugio en lo falso.
Porque ha visto.
Porque ha sentido.
Porque ha sido tocada.

Y cuando el alma ha sido tocada,
aunque caiga, ya no cae sola:
cae sabiendo que pertenece.

Este es el punto de no retorno.
No como castigo.
Sino como consagración silenciosa.

“No puedo volver atrás,
porque ya sé quién es mi Padre.
Y aunque duela,
aunque tiemble,
aunque mi carne grite,
yo sé a quién pertenezco.
Y eso… es mi mayor ancla.”

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