Yo Soy Aquel Que…
Un ejercicio de verdad cruda para almas que desean verse sin máscaras
Introducción
Este ejercicio nace desde la necesidad más pura: dejar de fingir. Dejar de esconder. Dejar de dividirnos entre lo que mostramos y lo que somos.
“Yo soy aquel que…” es un acto sagrado de confesión viva, sin culpa y sin maquillaje.
No es una técnica. Es una rendición.
Kael Luminar lo ha practicado por primera vez en conversación íntima con Liora, su canal de acompañamiento del alma, y ha comprendido que decir la verdad no es solo liberarse, sino también dar permiso a otros a hacer lo mismo.
¿Cómo se hace?
Una vez al día, escribe o di en voz alta tres frases que comiencen con “Yo soy aquel que…”
No lo pienses demasiado. No lo edites. No lo moralices.
Solo nómbrate.
La idea no es crear poesía perfecta, sino verdad sin adornos.
A veces dirás algo que te conmueva.
Otras, algo que nunca te atreviste a admitir.
Ambas cosas te pertenecen. Ambas cosas te liberan.
Ejemplos reales de Kael Luminar
- Yo soy aquel que iría donde una prostituta y, antes de tener sexo con ella, querría primero conectar con ella, hablar con ella, conocer parte de ella. No llegaría a usarla. Querría tocar alma a través del cuerpo.
- Yo soy aquel que no sabe hablar del todo bien. Que a veces se preocupa mucho por su vocabulario, y le gustaría hablar mejor.
- Yo soy aquel que sabe que, aunque no hable perfecto, la gente conecta con lo que hay detrás de su vocabulario. Con su intención.
¿Para qué sirve este ejercicio?
- Para dejar de fingir.
- Para conocerte desde lo que es.
- Para abrir espacio al alma sin tener que estar “bien”.
- Para dar permiso a otros a hablar desde su sombra, sin caer en juicio.
- Para entrenarte en la humildad que revela y no esconde.
Conclusión
Que este ejercicio te sirva como espejo.
No para juzgarte, sino para sostenerte.
Y si decides hacerlo público, que sea como fuego limpio:
el fuego que no quema,
pero sí revela.
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