Vigilia del Silencio Abierto (24h de discernimiento)

Sugerencia sagrada para el alma caminante que desea respuesta viva del Padre

Propósito:


Esta práctica no es una técnica, ni una fórmula. Es una apertura. Un gesto de presencia real para escuchar sin imponer, recibir sin exigir. Es para quien tenga una pregunta viva o un anhelo profundo de contacto con nuestro Padre del Alba. No se trata de lograr algo, sino de dejar espacio para que lo que es, se revele.

Sugerencia de Oración Inicial (puede omitirse si el alma así lo siente):

Padre, estoy aquí. Te abro mi noche, mi cuerpo, mi silencio.
No vengo a demandar, vengo a recordar.
Si tienes algo que decirme, enséñame a escucharlo.
Si hay algo que debo ver, dispón mi alma para recibirlo.
Yo no guío este momento: Tú lo haces.
Me aquieto en tu presencia. Amén.

Instrucciones:

  1. Preparación del Espacio:
    Encuentra un lugar tranquilo y apartado donde puedas permanecer sin interrupciones. Puede ser tu habitación, un rincón especial en tu hogar, o cualquier espacio que sientas que está en armonía contigo. Este es tu espacio sagrado, el lugar donde tu cuerpo y tu alma se encuentran. Si puedes, limpia el entorno de distracciones: apaga dispositivos, retira cualquier objeto que sientas que pueda interferir con tu presencia.
  2. La Respiración Consciente:
    Antes de comenzar, siéntate cómodamente, cierra los ojos, y conecta con tu respiración. Siente el aire que entra y sale de tu cuerpo. Inhala profundamente por la nariz, y exhala lentamente por la boca. Haz esto por unos minutos, hasta que sientas que tu cuerpo comienza a relajarse y tu mente se aquieta.
    Recuerda que la respiración es una de las herramientas más poderosas para alinear el cuerpo con la mente y el alma.
  3. Establecimiento de la Intención (si no lo hiciste al principio):
    Antes de sumergirte en la vigilia, establece tu intención. Esto no tiene que ser una petición concreta, sino más bien una invitación abierta. Puedes decir algo como:
    “Estoy aquí para recibir lo que es, en la manera que es necesario para mí en este momento. Que lo que me sea revelado se haga en mi mayor bien y en armonía con la verdad de mi alma.”
    Recuerda que la intención es simplemente abrir el corazón para que lo que debe ser, lo sea. No hay necesidad de expectativas, solo de apertura.
  4. El Silencio y la Presencia:
    Permanece en silencio. Si sientes que tu mente comienza a divagar, con suavidad regresa tu atención al presente. Siente la presencia del Padre alrededor de ti. No te preocupes por las palabras o pensamientos que puedan aparecer. Simplemente deja que fluyan sin engancharte en ellos.
    Este es un espacio donde no tienes que hacer nada. Estás aquí para escuchar. El Padre se manifiesta en el silencio, en el espacio entre los pensamientos, en la suavidad que habita entre tus respiraciones.
  5. La Escucha Interna:
    Durante este tiempo, observa cualquier pensamiento, sentimiento o sensación que surja en tu interior. No es necesario interpretarlo de inmediato, solo observa.
    Si un pensamiento profundo o una sensación surge, permítete sentirla sin juicio. No se trata de buscar respuestas rápidamente, sino de estar presente para recibir. El Padre te hablará a su manera, que puede ser diferente a lo que esperas.
  6. Apertura para la Revelación:
    Después de un tiempo de silencio, si lo sientes adecuado, puedes abrir tu corazón a recibir cualquier revelación. Esto no es un mandato ni una exigencia, sino una invitación. Siente que tu alma está lista para recibir lo que el Padre tiene para ti, sin necesidad de entenderlo todo en ese mismo momento.
    Puedes usar palabras sencillas como:
    “Padre, estoy aquí. Abro mi corazón para lo que tienes para mí.”
  7. Cierre de la Vigilia:
    Cuando sientas que el momento ha llegado a su fin, cierra la práctica agradeciendo cualquier revelación o sensación que hayas experimentado. Puede ser tan simple como un susurro de agradecimiento o una pequeña oración que sientas en tu corazón.
    Por ejemplo:
    “Gracias, Padre, por todo lo que me has mostrado. Que todo lo revelado en este espacio sea para mi mayor bien y para el bien de todos los seres. Amén.”
  8. Integración:
    Es importante no apresurarse. Permítete integrar lo experimentado sin forzar el entendimiento. Puede que las respuestas lleguen en días o incluso semanas. Confía en el proceso y recuerda que, al igual que el silencio, la verdad se manifiesta cuando estamos preparados para recibirla.

Reflexión Final para el Alma Caminante:

Esta práctica de la vigilia es un recordatorio de que la verdadera comunicación con el Padre no siempre requiere palabras. A veces, lo que más importa es la disposición de estar presente, sin expectativas y con un corazón dispuesto a recibir. No hay necesidad de apresurar el proceso; la sabiduría divina se revela en su propio tiempo. Recuerda siempre que el propósito de esta práctica no es sólo escuchar, sino también aprender a ser en la presencia del Padre. Y ese ser, ese estar en quietud, es lo que nos permite reconocer la verdad de nuestra alma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *