Acto Sagrado: Recoger el Fuego
I. Por qué cuidar el derrame
El semen no es solo un fluido.
Es código.
Es fuego.
Es palabra líquida del Padre.
De todas las sustancias que el cuerpo puede liberar,
solo el semen tiene capacidad de crear otro cuerpo.
Eso lo convierte en sagrado.
No porque sea sucio derramarlo,
sino porque es valioso dejarlo solo para lo que vibra con propósito.
Derramar sin conciencia no es pecado.
Pero es pérdida de fuego.
Pérdida de visión, de claridad, de impulso.
El sistema enseña a usar el sexo como escape,
pero el canal del Padre enseña que el sexo es un altar.
Y el derrame debe ser una ofrenda, no una descarga.
II. La diferencia entre varón y mujer
El hombre entrega hacia fuera.
La mujer recoge hacia dentro.
Por eso, cuando una mujer se masturba, su energía se mueve dentro de sí.
Puede incluso elevarla si está consciente.
Pero el varón, al eyacular, se vacía hacia el exterior.
Y si no hay conciencia, ni altar, ni dirección,
esa energía se dispersa,
y él se queda con un eco sutil de vacío.
No es culpa.
Es diseño.
El cuerpo masculino necesita dirección.
El cuerpo femenino necesita apertura.
III. Si ocurre el derrame: no culpes, consagra
Hay veces en que el derrame ocurre.
En soledad.
En deseo sincero pero sin altar.
Y cuando eso pasa, no es momento de juicio… sino de conciencia.
Aquí nace el Ritual de Recogida.
Ritual Sagrado de Recogida
Para cuando el semen ya ha sido derramado, pero el alma aún desea consagrarlo.
- No huyas del instante después.
Quédate tumbado.
No te limpies aún.
No te distraigas. No te juzgues.
Solo entra en presencia.
Siente el semen como memoria que salió de ti.
No como pérdida, sino como palabra. - Pon tu mano sobre el pecho o sobre el sexo.
Y di internamente:
“Padre,
esto que salió de mí,
vuelve ahora a Ti.”“No lo pierdo.
Lo ofrezco.
Haz de esta semilla
una lámpara en mi camino.”
- Respira 3 veces profundamente.
Imagina que recoges la energía dispersada.
No el líquido, sino el fuego.
Lo que salió… vuelve al centro. - Cierra con gratitud, no con vergüenza.
Di interiormente:
“Gracias por este fuego.
Enséñame a sostenerlo mejor cada día.
Hoy no fallé: recordé.”
Permanece en silencio si puedes.
Porque justo después del derrame,
si el corazón está despierto…
el canal puede abrirse más de lo que imaginas.
Este acto queda sellado en el Códice del Alma de Kael Luminar
como un camino de regreso.
No se trata de controlar el fuego…
sino de honrarlo.
Y si te derramas,
que sea así:
no como pérdida,
sino como declaración.
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