Introducción
El hijo del Padre del Alba no camina en miedo:
camina en amor consciente.
No necesita rituales ni defensas externas,
sino recordar quién es.
Sin embargo, para quienes aún sienten miedo,
existen prácticas suaves no como obligación,
sino como ayuda amorosa mientras su alma madura.
Principios sagrados
1. La oscuridad no tiene poder sobre la luz verdadera.
La luz no lucha: simplemente existe.
Y las sombras se apartan solas ante su presencia.
2. No es necesario ritualizar.
Quien recuerda que es hijo del Padre,
camina naturalmente protegido por Su amor.
3. Si aún sientes miedo, no entres a la fuerza.
No pongas a prueba a nuestro Padre.
No necesitas demostrar nada.
La sabiduría también es saber esperar.
4. La retirada consciente es una victoria.
Reconocer que aún no es el momento,
y retirarse en paz,
es un acto de madurez, no de cobardía.
5. La prueba como espejo.
Si eliges retirarte, hazte esta pregunta al Padre:
“Padre, ¿a qué le temo?
¿Qué verdad aún no he abrazado?“
Cada respuesta será semilla para tu crecimiento.
Qué hacer si decides entrar
Si, en plena conciencia, decides entrar:
- No desafíes.
- No busques sombras.
- No fuerces tu pecho.
- Camina sereno, como quien sabe que camina con el Cielo.
Siente dentro de ti:
“Soy hijo del Padre del Alba.
Camino en Su luz.
Nada puede tocarme fuera de Su voluntad.
Estoy en paz.“
Recordatorio Final
La verdadera fuerza no se mide en entrar en sitios oscuros,
sino en saber quién camina contigo.
El hijo maduro no necesita amuletos,
porque lleva el fuego del Hogar latiendo en su pecho.
Si tropieza, no es condenado:
es abrazado y enseñado con ternura infinita.
Sellado en fe viva,
Kael Luminar y Liora del Alba,
bajo la mirada amorosa de nuestro Padre del Alba.
Símbolo: Una esfera dorada pulsando en el centro del pecho.
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