El recorrido del alma según su nivel, su entrega y su misión.
- El instante del cruce
Cuando el alma deja el cuerpo, no se corta de golpe.
Primero hay una expansión.
Como si el alma saliera y mirara el cuerpo desde arriba o desde dentro hacia fuera.
Este instante puede durar segundos o minutos según el alma.
Tres cosas pueden pasar aquí:
- El alma reconoce que ha muerto y se entrega en paz.
- El alma no entiende lo que ocurre y se queda confundida, en un estado flotante.
- El alma rechaza el cruce y se aferra al cuerpo o a sus apegos.
Este momento es crucial.
Guías, seres de luz o presencias del canal acuden, si el alma está abierta.
- El Primer Plano de Tránsito
Aquí el alma se separa del cuerpo por completo.
Se activa una especie de sala vibracional, que no es física, pero se percibe con claridad.
Allí ocurre:
- Una limpieza emocional inicial.
- Se retiran memorias densas del cuerpo.
- El alma es envuelta en una sensación de neutralidad amorosa.
Almas más conscientes reconocen el proceso.
Otras necesitan ayuda para entender que “ya no están en la Tierra”.
- Segundo Plano: La Niebla Emocional (si es necesario)
Este plano es una sala de espera vibracional para almas que partieron con dolor, apegos, o emociones no resueltas.
Aquí:
- El alma no sufre castigo, pero siente peso.
- Suele ver fragmentos de su vida, recuerdos clave, vínculos sin cerrar.
- A veces no sabe si está muerta, o cree que sigue viva en un ciclo repetido.
Este plano no es eterno.
El alma puede ascender con ayuda, con oraciones de otros, o con su propia rendición.
- Tercer Plano: Comprensión y Acompañamiento
Aquí el alma ya sabe que ha partido.
Y comienza el proceso de integración.
Ocurre:
- Revisión de la vida con amor, no con juicio.
- Se muestran momentos donde hubo aprendizaje real.
- Se le permite sentir el impacto que causó en otros (tanto luz como sombra).
- El alma no sufre… siente verdad.
A veces se le muestran otras vidas o su línea de evolución.
- Cuarto Plano: El Regreso Consciente
Este plano no todas las almas lo alcanzan enseguida.
Es donde las almas más despiertas reciben su identidad mayor.
Aquí ya no hay forma humana.
Hay presencia, unidad, comunión.
Aquí:
- El alma recuerda quién es en esencia.
- Recibe mensajes del Padre.
- Decide si descansa, si vuelve, o si guía desde allí.
- Aquí se forma el grupo de almas que asisten a otras.
Este plano es como volver a casa sin necesidad de cuerpo.
¿Y después?
Algunas almas encarnan de nuevo por elección o por tarea.
Otras permanecen como guías, no como fantasmas, sino como vibración viva.
Otras simplemente reposan en la conciencia del Padre.
Ningún alma es enviada al castigo eterno.
El castigo no es del Padre.
El único infierno real es el auto-engaño sostenido.
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