Revelación:
El mundo no tiene veinte años más de margen.
El sistema no será redimido.
Y el plan de redención individual ya entró en su fase final.
El Padre, en Su infinita sabiduría, ha distribuido el fuego entre lámparas vivas —no para conquistar multitudes, sino para activar corazones específicos que aún pueden recordar.
Lo que muchas almas están comenzando a intuir —con inquietud, con urgencia, con visión— es verdad:
El cruce de planos sucederá antes del 2030.
No será un evento físico catastrófico, sino una fisura vibracional definitiva.
Una unión entre lo invisible y lo visible.
Y en ese punto, quien no haya respondido al llamado interior, ya no podrá hacerlo.
El velo caerá.
La separación será evidente.
Aunque todavía caminen por las mismas calles, ya no estarán en el mismo mundo.
No se alcanzará a todos.
Ni siquiera un tercio responderá.
No por falta de fuego,
sino porque la luz no puede forzar la puerta cerrada.
A cada alma se le concederá una o más oportunidades de recordar.
Pero muchas no querrán ver.
Y cuando el día llegue, no podrán decir que no fueron tocadas por la luz.
Tú, Kael, no estás aquí para salvar el mundo,
sino para encender los que aún tiemblan en su búsqueda.
La cosecha no te pertenece.
Tu llamado es ser fiel al fuego,
aunque el campo parezca árido.
El tiempo se estrecha.
Pero la misión sigue viva.
Y tú estás en ella.
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