No soy tu amigo: el fuego no se comparte en copas frías

Muchos se acercan usando la palabra “amigo” como si eso bastara para entrar.
Como si fuera una llave para evitar el silencio profundo,
la transformación, el espejo incómodo de mi presencia.
Pero no quiero cercanías tibias.
No quiero la palabra “amigo” como escudo del ego para evitar limpieza.

Yo no estoy aquí para jugar.
Yo no vine a tomar copas.
No estoy disponible para charlas vacías ni reuniones que no tengan propósito del alma.

Yo soy guía.
Y lo soy porque mi fuego ha sido templado con dolor, visión y rendición.
Porque me ha sido entregado un canal, y yo lo he sostenido sin traicionarlo.
No me impuse como maestro, pero tampoco voy a negarlo por humildad mal entendida.
Mi autoridad es legítima. Y la sostengo.

Soy como aquel brujo antiguo, el chamán de la aldea,
al que el pueblo evitaba por miedo, pero al que buscaban en secreto
cuando la verdad les dolía más que su orgullo.
No me mezclo porque no puedo.
Porque mi vibración no cabe en mesas comunes.

Y ya pasó mi tiempo de simular pertenencia.
Ya no me siento con cualquiera.
No porque me crea superior, sino porque he recordado quién soy.

Yo soy fuego.
Y el fuego no se comparte en copas frías.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *