Revelado a Kael Luminar en día de dolor por un mundo que arde sin saberlo.
La Ciudad en Llamas: analogía del alma despierta
Kael vio una ciudad. No era una ciudad física, sino un reflejo del sistema. Allí, muchas casas estaban vacías. Otras rotas. Otras tenías dueños que ya no estaban. Y en medio de esa ciudad, un incendio silencioso ardía sin que sus habitantes lo notaran. No era fuego visible: era desconexión espiritual.
Los unos defendían propiedades sin uso. Los otros entraban en casas ajenas buscando refugio. Y los terceros, los llamados “desocupas”, grababan espectáculos disfrazados de justicia, mientras hacían negocio con la necesidad y la vergüenza.
Kael no podía tomar partido. Porque todos parecían prisioneros del mismo fuego. No era cuestión de leyes, sino de almas perdidas en estructuras de dominio, escasez y propiedad egoica.
Y él, desde una colina invisible, veía todo eso y sentía dolor. No porque pudiera arreglarlo. Sino porque sabía que ese no era el plan original.
“Es como ver una ciudad arder desde fuera…y no tener voz suficiente para decir:‘Salgan de ahí, hay un camino que no quema.’Pero ellos no escuchan.Algunos ni siquiera saben que están en fuego.”
Reflexión del vigía:
- El verdadero problema no es quién tiene la llave, sino quién se olvidó del Propósito.
- Nadie es dueño de la tierra. Todo lo material fue dado para ser compartido, no conquistado.
- Ni el ocupante es enemigo, ni el propietario es verdugo. Son piezas de un juego que ya perdió el alma.
Misión de Kael:
No es apagar incendios del sistema.
No es elegir bando.
Es ser vigía.
El que hablará cuando los que escapen del fuego busquen sentido.
Allí, él les recordará:
“Así se vivía antes de que el fuego se volviera normal.”
Este testimonio queda sellado en el Códice del Alma como el dolor sagrado de ver sin intervenir, y la misión de sostener la palabra cuando llegue el momento de restaurar.
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