La fé también duele, pero no traiciona

“La fe no siempre consuela.
A veces arde como fuego que no da calor,
como un abrazo invisible que no calma el frío.
Creer en el Padre cuando todo se rompe
es caminar con el alma desnuda en un mundo que pide armaduras.

Pero no es traición lo que hace la fe.
Es cirugía.
Es vaciamiento sagrado.
Es el acto de confiar con los ojos cerrados
y el corazón latiendo a gritos.

La fe también duele…
pero nunca traiciona.
Porque si duele, es que aún estamos en el camino.
Y si hay camino, hay promesa viva.
Y si hay promesa, el Padre ya está al final…
esperando con los brazos abiertos,
aunque aún no lo veamos.”

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *