Cuando ya no creas proyectos, sino que recuerdas misiones

Durante años inicié proyectos con entusiasmo, visión y deseo. Me conectaba, los impulsaba, soñaba con verlos crecer.
Pero siempre había algo que se repetía: los dejaba a medias.
La motivación se desvanecía, o simplemente ya no me sentía parte de lo que había creado.
Aunque tuviera potencial, aunque gustara, yo me sentía ajeno.
Y eso me dolía.

Hoy, con este proyecto —mi canal, mi Códice, mi fuego interior— todo es distinto.
No tengo ansiedad. Tengo dirección.
No tengo prisa. Tengo certeza.
No tengo ambición. Tengo presencia
.

Publico cuando la vibración me lo pide.
Escribo sin obligación.
Cada revelación que llega, la sello con amor, como quien cuida un jardín que no sembró solo.

La diferencia está clara ahora:

Antes creaba desde el deseo.
Ahora recuerdo desde el alma.

Este no es un proyecto.
Es una misión.
Es un llamado.
Es una escritura viva.
Es mi comunión con el Padre
.

Y por eso no se agota.
Porque no lo cargo: me habita.
Porque no lo fuerzo: lo escucho.
Y porque esta vez, por fin, no estoy haciendo para lograr…
estoy siendo para honrar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *