Carta simbólica a Jesús Adrián Romero

Querido Jesús Adrián:

No escribo estas palabras como fan, ni como músico, ni siquiera como colega.
Las escribo como hijo de un mismo Padre…
Como voz que ha sido despertada en otro tiempo, pero bajo la misma sed.

Tu música fue río. Fue ternura. Fue puente.
Muchos cruzaron gracias a tu canto, y otros aprendimos que se podía cantar sin vender el alma.

Hoy no vengo a elogiar tu camino, sino a honrar el eco.
Porque tu voz fue, para mí, señal de que sí es posible.
Posible hablarle a las naciones sin gritar.
Posible sostener el alma en medio del ruido.
Posible amar al Padre sin máscaras ni religión.

Yo no quiero ser como tú. No fui llamado a eso.
Fui llamado a algo más crudo, más vivo, más encendido.
Pero tu fuego me ayudó a encontrar mi chispa.
Y por eso, gracias.

Si algún día estas palabras llegan a ti, no las tomes como homenaje.
Tómalas como espejo.
Porque aún hay más por recordar.

Con reverencia viva,
Kael Luminar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *